En el pintoresco rincón que llamo mi estudio de arte, los sueños cobran vida en lienzos que respiran con personalidad propia. Es un santuario donde mi moneda de cambio es la alegría. Puedo oír las paredes resonando con la sinfonía de pinceles que se encuentran con los diferentes lienzos.
Rodeada de una paleta de colores, una variedad de pinceles, plantas y Flores que inmortalizaron su belleza, encuentro armonía mientras creo. Este lugar no es sólo un espacio físico; es un portal a un mundo donde el tiempo se ralentiza y la única obligación que abrazo es la alegría que trae cada caricia de color e imaginación.
Juego con diferentes técnicas que se desarrollan como capítulos de un libro y las ilustraciones, se convierten en mis narradoras. Cada lienzo es una narrativa esperando ser escrita, un viaje esperando ser desvelado. Este lugar no es simplemente un espacio; es una experiencia inmersiva en la que dejo fluir mi creatividad, sin restricciones que no se limitan ni siquiera por los bordes del lienzo.
A medida que la luz natural se filtra, baila con los pigmentos, proyectando un brillo mágico en la habitación de ventanales gigantes en una construcción de estilo neoclásico del año de 1935. Es un refugio donde puedo perderme en el proceso, dejar ir el mundo exterior y permitir que los colores me guíen.
En este mi espacio íntimo de creatividad, descubro no sólo el arte de pintar sino también el arte de vivir. Cada sesión es mi encuentro terapéutico con la auto expresión, un encuentro donde la alegría y el color se entrelazan para crear una obra maestra que va más allá de mis pinceladas.
El pintar o ilustrar no se trata sólo de una pintura; se trata de cultivar una mentalidad en la que la búsqueda de la felicidad se entrelaza con las pinceladas y entonces así, además, siento que puedo compartir con ustedes una parte de esa felicidad. Es un retiro a un mundo donde cada color tiene una voz y cada pincelada es un paso hacia la realización interior.
Mientras me encuentro entre los lienzos que cuentan la historia de mi viaje, me doy cuenta de que este estudio no es sólo un espacio físico; es un reflejo de mi alma en exhibición. Es un lugar donde los sueños toman forma y las paredes resuenan con la risa de los colores.
En el ajetreo de la vida cotidiana, este rincón se convierte en un refugio donde el tiempo se suspende y la única realidad es la que creo sobre el lienzo. No es sólo un estudio; es una celebración de los placeres simples que se encuentran en los trazos de un pincel y los innumerables tonos que hacen de la vida una obra maestra.
Bienvenidos a mi estudio de arte. Un rincón donde los sueños se hacen realidad y la vida se pinta con tonos de alegría y color.